Una Adicción es una enfermedad progresiva, crónica y con componentes genéticos. Aunque ésta se presenta de manera silenciosa, cuando finalmente se apodera por completo del control de la persona adicta se convierte en una enfermedad familiar que afecta negativamente a cualquier tipo de relación.
Desde la pareja e hijos, hasta padres, hermanos y amigos más cercanos sufren los graves efectos de la adicción. Ésta impacta directamente en la economía familiar, en la salud mental y en el bienestar de todos los miembros de una familia con un familiar que sufre de adicción.
¿Cuáles son los Factores Familiares que Influyen en las Adicciones en México?
Los estudios sobre factores de riesgo asociados al consumo de drogas, señalan los siguientes factores relacionados con la familia:
- Sobreprotección: Exceso de protección por la angustia que sienten los padres ante unos hijos cada vez más autónomos. Ésta produce en el adolescente poca autonomía, irresponsabilidad, escaso sentido crítico y dificultad para tomar decisiones ya que en todo momento va a necesitar la aprobación, deseada o no, de sus progenitores. Un adolescente que acaba asumiendo las consecuencias de esta sobreprotección puede presentar una seria dificultad para establecer relaciones grupales o hacerlo de forma dependiente, porque estará excesivamente vinculado a sus padres o asumirá que él, como individuo, debe ser objeto de aprobación en toda relación y tratará de cumplir expectativas, aunque no tengan nada que ver con su escala de valores.
- Falta de comunicación: Dificultad para escuchar o responder adecuadamente por parte de los padres. El adolescente suele quejarse de lo "poco comprendido" que es por sus progenitores, pero no es a esto a lo que nos referimos cuando hablamos de esa dificultad en escuchar o responder. El problema aparece cuando el adolescente, por su lado, y los adultos, por el suyo, perciben que se mueven en mundos totalmente incomprensibles para el otro. Entonces los padres tienden a establecer un paralelismo continuo entre sus experiencias y las que no acaban de entender en su hijo. La situación genera introversión, inseguridad y ansiedad en el joven puesto que percibe que su mundo emocional es cuestionado constantemente. Que el adolescente asuma esto como natural supondrá dependencia en las relaciones sociales, problemas de integración y excesiva subordinación al grupo ya que necesitará ganar ese lugar que no encuentra en su familia.
- Dificultad para fijar límites: La permisividad o rigidez de los adultos son igualmente dañinos para el adolescente y aún más nociva será la oscilación entre ambos sin un motivo definido. La permisividad acarrea dificultades para interiorizar normas debido a que la ausencia de ellas en el entorno familiar impedirá, al no comprender su necesidad social, la generalización a otros medios. La rigidez genera falta de flexibilidad en el cumplimiento de las normas o una tendencia a la transgresión de las mismas, además de condenar al adulto a una actividad permanente para normativizar todo. La oscilación entre ambos extremos expone al adolescente a una situación de indefensión, en la que no sabe qué es lo que se espera de él. Esto se traduce en un liderazgo impositivo o en una inhibición relacional, dos extremos desequilibrados y despersonalizantes que impiden que el sujeto se manifieste como realmente es.
- Situación familiar conflictiva: La relación conflictiva entre los padres produce cambios bruscos de comportamiento e incremento de la ansiedad en los hijos. Aunque el proceso evolutivo del adolescente le lleva a diferenciarse de su familia, ésta sigue siendo aún por contraposición la referencia central en su proceso de maduración. Una relación familiar conflictiva conlleva en el adolescente la dependencia del grupo que así intenta conseguir su amparo o la dificultad para establecer relaciones grupales que eviten el compromiso relacional que tanto dolor le causa en su familia.
- Consumo excesivo de drogas por parte de los padres: No nos referimos exclusivamente a las drogas ilegales, el alcohol consumido por los padres puede ser una importante fuente de problemas en la familia. Así mismo, hay que enfatizar que una actitud permisiva o el mismo consumo de sustancias tóxicas en los progenitores puede promover un aprendizaje por modelado y facilitar la incorporación del adolescente a grupos de consumidores.
- Sobre exigencia: Exceso de expectativas sobre el adolescente. El afán de que los hijos obtengan éxito y logren las mejores oportunidades puede ocultar a los padres las verdaderas capacidades, necesidades y deseos de sus hijos. Y, en consecuencia, quizá estos pueden llegar a sentirse infravalorados. La sobre exigencia favorece la falta de motivación y añade dificultades para aceptar los fracasos. En las relaciones sociales, podría implicar rivalidad porque el joven sometido a sobre exigencia tenderá a pensar que se es bueno si se es mejor que otro.
Todos estos factores citados se correlacionan con el consumo de drogas pero no lo implican necesariamente. Aun en el caso de que se diesen todas estas situaciones, el muchacho expuesto a ellas no está abocado a consumir, ni tan siquiera a probar, sustancias tóxicas. Es decir, no puede negarse la influencia de los factores de riesgo en el entorno familiar, pero no son los únicos, estos confluyen con otros factores individuales y sociales en el inicio y mantenimiento de las conductas de consumo.
¿Cuáles son las Consecuencias de las Adicciones en la Familia en México?
Las principales consecuencias de las adicciones en la familia son las siguientes:
-
Consecuencias en la salud de los familiares:
- Cambios de humor: Irritabilidad y culpa
- Preocupación, miedo y confusión
- Sintomatología ansioso-depresiva
- Trastornos de ansiedad y depresión
- Enfermedades relacionadas con el estrés
- Hipertensión, úlceras, cefaleas
-
Consecuencias económicas:
- Incremento del gasto económico: Tratamientos, desplazamientos, deudas contraídas por el paciente
- Consecuencias laborales
- Disminución del rendimiento laboral
- Dificultades de concentración
- Permisos para realizar acompañamientos/asistir a terapias
-
Consecuencias Sociales:
- Tendencia al aislamiento de la familia y amigos
- Reducción en las actividades de ocio
- Miedo al rechazo, ocultación de la adicción
-
Consecuencias Intrafamiliares:
- Reorganización de los roles
- Incremento de las tensiones familiares
- Alteraciones en la comunicación
- Discusiones frecuentes
- Pérdidas de cohesión y rupturas del núcleo familiar en casos externos
¿Cómo Afecta el Uso de Drogas en la Familia en México?
El consumo de drogas en la familia desemboca en ciertas situaciones no deseables para ninguno de los miembros. Algunas que situaciones que afectan a la familia son las siguientes:
- Agresión: Las investigaciones muestran que el abuso de drogas no es un factor de riesgo en sí mismo. Sin embargo, el abuso de sustancias nocivas puede potenciar otros factores de riesgo.
Donde hay riesgo de violencia o abuso infantil, el abuso de drogas puede incrementarlo, causando pérdida de control, disminución de las inhibiciones y memoria y atención deficientes.
- Desatención: Los drogadictos desatienden frecuentemente a sus hijos, desde sus necesidades físicas hasta las emocionales y cognitivas.
- Relaciones íntimas: El abuso de sustancias cambia frecuentemente las relaciones íntimas con la pareja.
A veces disminuye su frecuencia, se producen violaciones o las inhibiciones previas se pierden temporalmente.
En general, la gente tiende a excusar las acciones cometidas bajo la influencia del alcohol o las drogas.
- Conflictos: Los drogadictos son más propensos a meterse en conflictos y a tener un humor emocionalmente abusivo.
- Psicopatología: Las sustancias alteran el humor y pueden provocar depresión, ansiedad y paranoia.
Esto no es únicamente relevante para el adicto, sino también para su pareja. El cónyuge del adicto tiene mayor riesgo de psicopatología.
- Patrones: Los patrones de sueño/vigilia y de comida o las características de personalidad pueden cambiar cuando se abusa de las drogas.
¿Cómo Prevenir una Adicción dentro de la Familia en México?
No existen fórmulas magistrales para evitar el consumo de sustancias en los hijos adolescentes. Cada adolescente es diferente. Nada arreglará que hablemos de las drogas con nuestros hijos si antes no hubo un acercamiento sincero a su mundo emocional y el deseo de hacerles notar que pueden contar con nosotros cuando lo deseen y necesiten.
En todo caso siempre podemos reconocer el mayor número de los factores de riesgo en nuestro ámbito familiar y transformarlos en factores de protección:
- Protección orientada a la autonomía: Estar pendientes para evitar riesgos innecesarios pero pretendiendo que sean ellos los que vayan formando sus propios criterios. Se trata de que nuestro hijo tenga una autoestima alta y equilibrada que le permita desenvolverse sin lanzarse a riesgos innecesarios.
- Comunicación: Escuchar desde las necesidades de los adolescentes. Intentar no juzgarles, invitarles a la reflexión y respetar sus decisiones.
- Establecer unos límites claros y estables: Ayudarles a ser autónomos no implica permitir que hagan lo que quieran. Los límites producen, entre otras cosas, seguridad.
- Coherencia: No podemos pretender que nuestros hijos no consuman sustancias tóxicas si nosotros no somos capaces de no excedernos o de mantener una posición sin ambigüedades al respecto. Los adultos quizá seamos capaces de buscar el equilibrio pero no olvidemos que la adolescencia es una etapa de extremos.
- Exigencia: No se trata de pedirles lo imposible, pero tampoco de permitirles desaprovechar sus capacidades e ilusiones.
La información sobre la peligrosidad de las drogas no es suficiente y en ocasiones resulta ineficaz. La labor de los padres ha de estar orientada a establecer vínculos familiares sanos, a ocuparse y no "preocuparse" del ocio de sus hijos e incrementar la autoestima de los adolescentes para que sean ellos, desde su propia seguridad, los que puedan decir: "no".