¿Cómo Influye la Falta de Habilidades Sociales en el Consumo de Sustancias Adictivas en México?
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que nos permiten interactuar y relacionarnos con los demás de manera efectiva y satisfactoria, expresando comportamientos verbales y no verbales, sentimientos, actitudes, deseos, opiniones, derechos, suponiendo así iniciativas y respuestas efectivas y apropiadas a la situación, acrecentando de este modo el reforzamiento social, pero a la vez resolviendo los problemas inmediatos de la situación.
La falta de habilidades sociales puede influir en el consumo de sustancias de varias maneras, como es el caso de que el individuo tiene dificultad de negarse al consumo en situaciones sociales, además, una vez superado el primer consumo, puede darse una percepción de seguridad cuando la persona se encuentra bajo los efectos de la sustancia.
Debido a que el consumo de sustancias tiende a facilitar la socialización, los primeros consumos pueden ser reforzados por esa sensación de bienestar y de manejo de la situación, lo que propiciará la continuación del consumo como modo de afrontamiento.
Además, de que el uso de drogas como forma de afrontamiento de las situaciones sociales evita que se desarrollen conductas adaptativas, lo que favorece que el problema se perpetúe.
Sin embargo, hay individuos que presentan pequeños o moderados problemas de abuso de alcohol u otras drogas pueden ser muy hábiles en otras situaciones, pero no son hábiles para resistir las presiones del grupo para la ingesta de estas sustancias, y de esta manera su déficit de habilidades puede limitarse a una falta de asertividad frente a esta situación.
El déficit de habilidades sociales puede favorecer el inicio y mantenimiento del consumo de sustancias, pero no es un factor determinante. Por lo tanto, es necesario prestar atención a la existencia de este déficit en los consumidores de sustancias, de cara a favorecer su desarrollo en las personas que se encuentran en tratamiento por trastornos adictivos en centros especializados en alcoholismo y drogadicción.
¿Cuál es la Relación Entre el Consumo de Drogas y las Habilidades Sociales en México?
Las habilidades sociales son capacidades de interacción social, recursos para establecer relaciones adecuadas y adaptadas a la realidad, expresando las propias opiniones y sentimientos.
La adolescencia es un período de apertura al mundo social, por lo que es frecuente encontrar dificultades en el área de las habilidades de relación para interactuar en este contexto de un modo socialmente eficaz. En este sentido, una persona con dificultades para expresar abiertamente sus opiniones o para desenvolverse adecuadamente en su entorno será más vulnerable a la influencia de su grupo. Así, si el consumo de drogas es algo frecuente en este medio, la persona con pocas habilidades sociales, con poco asertividad, tendrá más dificultades para resistirse a la presión de sus compañeros, mientras que sucederá lo contrario en el individuo que posea un buen repertorio de conductas sociales.
También cabe suponer que para el adolescente que carezca de un repertorio adecuado de habilidades sociales, el consumo de drogas se presente como una vía alternativa para satisfacer sus necesidades emocionales y de afiliación social y como medio de amortiguar el impacto de una situación vital que no controla totalmente.
El plus de energía, entusiasmo, bienestar, etc. que ofrecen las drogas aumenta en el sujeto la sensación de poder y confianza para enfrentarse adecuadamente a los otros. En este sentido, el consumo se convierte en un modo de afrontamiento de las relaciones sociales y en una forma de enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana. Desde esta perspectiva, las drogas sustituyen a las competencias sociales, refuerzan la conducta de consumo puesto que permiten enfrentarse a la situación, y mantienen el consumo en la medida en que estas situaciones sociales se repiten.
¿Por qué se Deben Reforzar las Habilidades Sociales de un Adicto Durante el Tratamiento de Recuperación?
Los pacientes que presentan una adicción mantienen comportamientos desajustados debido a que su conducta y motivación están orientadas a la consecución de la sustancia de manera casi exclusiva, es por ello, por lo que el adicto suele encontrar en su entorno familiar, laboral o social diversos conflictos a los que por lo general no suele responder de manera adecuada, sino que existe un desajuste en las diferentes esferas de su vida y su funcionamiento cotidiano no suele ser correcto.
Además, con el objetivo de satisfacer la compulsión de consumo, el paciente adicto suele utilizar mentiras o estrategias de manipulación en su entorno que le permiten desarrollar su consumo y satisfacer ese deseo o necesidad imperiosa de consumir.
Cuando el adicto entra en recuperación, es de suma importancia que realice un tratamiento que incluya el refuerzo de las diferentes habilidades sociales que debido a su enfermedad se han visto deterioradas y que son fundamentales para el mantenimiento de unas relaciones interpersonales positivas con su entorno.
Cabe destacar que el consumo de la sustancia da lugar al aislamiento en el individuo, así como a una escasa tolerancia a la frustración y evitación de resolución de conflictos o resoluciones inapropiadas de los mismos.
Cuando un paciente inicia un programa de tratamiento considera que ha perdido ciertas partes de sí mismo, y que no es la misma persona que era antes del consumo. Si bien es cierto que, como se ha señalado previamente la adicción genera unos cambios en el individuo, también es cierto que las habilidades sociales se pueden entrenar, son aprendidas y es un aspecto mejorable en el individuo durante todo su proceso vital.