No es extraño que, por admiración a otras personas o intentar acercarnos a ellas, acabemos imitando lo que hacen. Esto puede pasar también por influencia de artistas, modelos o personaje famosos que fomentan una visión positiva de las drogas. Otro factor que hace más probable el inicio del consumo es normalizado e incluso sentir simpatía al verlo en el cine o en series.
La producción masiva de las drogas, el aumento de difusión a través de los medios de comunicación (radio, televisión, redes sociales), la distribución indiscriminada de estas sustancias podría ser uno de los principios que explicarían que las drogas están llegando a todos los estratos sociales sin discriminación, siendo accesibles una gran diversidad de sustancias que puedan crear dependencia. Por otro lado, un factor que contribuye al consumo y posterior adicción son los aspectos sociales de las personas, como lo son: el desempleo la clase económica, la deserción escolar, el contexto donde esté insertada la familia (que constituye la base para la formación de la personalidad) donde los miembros del núcleo y la comunidad pueden actuar como modelos de conductas a imitar, ya que como se sabe, los adolescentes imitan conductas de riesgo para sentir que pertenecen a un grupo social.
Por otro lado, los desajustes psíquicos más frecuentes en nuestros días es la neurosis, entendida como la enfermedad nerviosa que se manifiesta por trastornos en la mente, provocando angustias, obsesividad, histeria, hipocondríaca; debido al ritmo de vida que llevamos como es: el trabajo, la escuela, los compromisos sociales o políticos, entre otros; aunados al estrés que generamos en la cotidianeidad de nuestra vida. Debido a todo ello nos vemos mermados en la facultad de libre albedrío, y realizamos actos mecánicos por imitación, como por ejemplo acceder al consumo de cigarrillos, alcohol u otras sustancias en reuniones sociales, que más tarde puede convertirse en una adicción.